
Cuatro años después de la campaña de crowdfunding de Double Fine, el imprescindible documental sobre el desarrollo de Broken Age ya está acabado y disponible para todos.
Son muchos los docentes en formación relacionada con el videojuego que cuentan que una inmensa mayoría de sus alumnos llegan por primera vez a clase con la idea de crear algo parecido a un Call of Duty, Assassin’s Creed o World of Warcraft.
Así, no solo es necesaria una formación práctica y teórica, sino la concienciación sobre el estado de la industria y lo sumamente complicado y costoso que es acometer cualquier desarrollo, ya sea una superproducción en un equipo de 500 personas o un proyecto indie junto a un grupo de amigos.
Desde todo lo que conlleva gestionar una campaña de crowdfunding hasta las ventajas e inconvenientes de acudir a grandes eventos como el E3 pasando, por encima de todo, por el día a día de un equipo de desarrollo independiente. En el documental de Double Fine Adventure no se dulcifica nada buscando el mensaje motivacional, hablamos de una ventana por la que asomarse al diseño y desarrollo de videojuegos más real durante alrededor de diez horas y veinte episodios.
Especialmente duros son los momentos en los que vemos como Tim Schafer y compañía tienen que tomar decisiones relacionadas con el contenido que recortar del videojuego o afrontar ciertos despidos en el equipo. Al final, eso sí, lo que terminó convirtiéndose en Broken Age llegó a buen puerto y, por el camino, también encontramos muchos momentos alegres y esperanzadores en este imprescindible documental episódico para todo interesado en la creación y desarrollo de videojuegos.